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miércoles, 12 de noviembre de 2008

martes, 9 de septiembre de 2008

Solos en el Atlántico

Autor: Francesc Cusí. Editorial Juventud. 2006


"Cruzar el Atlántico es para muchos el sueño de su vida. Hacerlo en solitario añade un considerable plus de emoción. Y si el barco elegido es un mini (pequeño cascarón de nuez de apenas 6,5 metros) la aventura raya lo inconcebible.

La Mini-Transat es todo esto, y mucho más. Setenta solitarios (entre ellos siete españoles) se lanzan a regatear a través del océano en minis, sin motor auxiliar y sin muchos de los instrumentos electrónicos hoy considerados básicos en la mayoría de los barcos. Y por si no bastara con cruzar el charco de este a oeste, empiezan en el hemisferio norte, en La Rochelle, y acaban en el sur, frente a las míticas playas de Salvador de Bahía, en Brasil.

Los temporales del Golfo de Vizcaya, el peligro de los mercantes, los alisios, las calmas y los fuertes chubascos ecuatoriales son algunos de los compañeros de viaje de estos intrépidos navegantes.

Solos en el Atlántico relata la hazaña, y también los sueños, la superación de las dificultades, las alegrías, el cansancio e incluso las alucinaciones fruto de la extenuación, de unos hombres que aman profundamente el mar y la navegación"



miércoles, 6 de agosto de 2008

Las horas paganas

Autor: Vicent, Manuel. Grupo Santillana de Ediciones, S.A. Madrid 1998 

He recibido esta recomendación de mi amiga y seguidora Susana, desde Buenos Aires. Un placer compartirla con vosotros.


El libro es una recopilación de crónicas escritas por Vicent y publicadas los domingos en el diario El País, de Madrid, durante los cuatro años previos a esta edición.

Consta de un prólogo ameno y claro firmado por Máximo. En él  se refiere a las características del autor y de estos escritos.

En el contenido tenemos algo más de doscientos, agrupados en doce temáticas: Paradojas, Inventario, ¡Caballos, más caballos!, Liturgias, Epicúreos, El arte, Bestiario, Imágenes de sobremesa, Made in USA, Infiernos, El río de la vida, y por último,…Que van a dar en la mar. En cada una, el título será el eje de los relatos que la componen.

En el transcurso de su lectura, sentí la compañía y generosidad de un amigo. Aquél que nos participa sus vivencias de la realidad, y que las trasmite  con  palabras- algunas veces irónicas; otras, tiernas y sabias- presentando a personajes conocidos y no tanto, identificados en diversas situaciones sociales cotidianas, a las que  “la globalización”  convierte en cercanas y tangibles aún cuando existan enormes distancias en el tiempo y en la geografía.

Máximo dice” (…) que Manolo sólo quiere explicar el Universo. Para eso se servirá de mil argucias e inventarios.” Y es así nomás.

Dado que Manuel Vicent vivió épocas de circunstancias históricas trascendentales para España y para el mundo (franquismo, nazismo, comunismo, monarquías, caída del muro de Berlín, etc. etc.) así como de grandes cambios en la tecnología, se sumerge en la modernidad desde ese lugar y le da a sus observaciones un sesgo  de serena sabiduría sin melancolías ni nostalgias, en el que no deja de exaltar la vida.            

Conclusión: un libro entrañable.


Susana, 2008-08-06

Buenos Aires, Argentina


jueves, 10 de julio de 2008

Los viejos poperos nunca mueren


Reconozco que nunca he sido un ferviente fan de The Police. Tal es así que el primer y único disco que he comprado del grupo ha sido hace unos 10 años más o menos, con el grupo ya disuelto. Pero siempre me resultaron “simpáticos” y he disfrutado mucho en mis tiempos mozos del instituto con sus éxitos de aquellos años: Roxanne, Message in a bottle, Wrapped around your finger….

Hace un mes aproximadamente, mi primo el Mancu Fullero me propuso sacar las entradas para el concierto del trío en el Rock in Rio. En principio dudé y a un mes vista del evento no quise comprometerme.

Este pasado jueves recibí una nueva llamada del Mancu para que le confirmara mi asistencia. Dije sí y sin dudarlo (después del correspondiente pase pernocta de mi Estado Mayor, claro). En este preciso instante ya empecé a disfrutar del concierto. Estaba emocionado porque The Police es todo un clásico, porque han estado mucho tiempo separados y quizás era la última oportunidad para verlos tocar juntos en directo. Quizás también porque lo que escucho y veo últimamente no me gusta demasiado. Síntoma de que estoy envejeciendo a pasos agigantados, supongo.

Me fui al Rock in Rio sin conocer realmente los conciertos previos al de The Police. Al llegar a penas pude escuchar el último tema del concierto de Suzanne Vega. Así que nada puedo “criticar” al respecto.

Unos cuantos minutos más tarde, salía al escenario Zucchero. No molestó, tocó poco más de cincuenta minutos aunque, en honor a la verdad, después de escuchar “Baila morena” tampoco le presté demasiada atención. Eso sí, me resultó simpático verle un par de tics “delirium tremens” al más puro estilo Joe Cocker. Los músicos, bastantes buenos. Todos ellos, Zucchero incluído, sonaban igual que en el CD lo que dice mucho a su favor.

Al finalizar Zucchero oíamos a lo lejos a los Antonio Carmona y comparsa. Ni puñetero caso: no soporto a los “flamenquitos”.

Los siguientes fueron los Estopa. Ni frío ni calor. Nunca me han gustado los Estopa, salvo dos o tres canciones, porque es siempre lo mismo. La rumba catalana se repite y repite hasta resultarme aburrida y al final me harta. Los hermanos Muñoz se salvan gracias a los músicos que los acompañan. Advertían que el concierto solo iba a durar una hora. Ufff…, menos mal….

Llegó la hora del avituallamiento. Así que nos fuimos a un punto opuesto del escenario. El objetivo era encontrar abrevaderos de cerveza libres de colas. Poco después de hincar el primer diente al bocata oíamos a lo lejos los gritos de la loca de Alejandro Sanz. Sí, gritos, porque este chaval ya no canta (si es que lo hizo en alguna ocasión), chilla, se desgañita y me está empezando a resultar desagradable. La mejor solución…. una atrofia irreversible de las cuerdas vocales que le obliguen a callarse la boca de una vez. Yo, personalmente, lo agradeceré.

Con un poco de retraso salieron al escenario los verdaderos protagonistas de la noche: The Police. Ya con el primer tema Mesagge in a bottle se podía presagiar el resultado final del concierto: inconmensurable, único.

Los británicos nos han regalado un auténtico recital. Una Master Class de cómo lo sencillo, si es bueno, se hace bello. De cómo con solo tres instrumentos (batería, guitarra eléctrica y un viejo y roído bajo eléctrico) se puede conseguir mucho más de lo que otros pudieran llegar a conseguir con todo un plantel de músicos sobre el escenario.

Temas como Walking on the moon, Don’t stand so close to me, Do Do Do Da Da Da, Can`t stand losing you, So lonely, Wrapped around your finger… nos hicieron vibrar a casi las ochenta mil almas que estábamos presentes. Dejaron para la traca final de los bises las memorables Roxanne, Every breath you take y Next to you. En fín……sublime, extraordinario, apoteósico.

The Police creo que están rondando los sesenta años y a juzgar por lo visto y oído parecen auténticos "yogurines" no sólo por el aspecto físico de todos ellos sino por la fuerza, entrega y entusiasmo que derramaron por el escenario. Parece que los treinta años de historia del trío no hayan pasado por ellos. Si es que es verdad eso de que los viejos poperos nunca mueren.... 

Luisu



miércoles, 21 de mayo de 2008

León de ojos verdes

Autor: Manuel Vicent. Editorial Alfaguara. 2008


Manuel, un joven aprendiz de escritor nos cuenta cómo fue aquel verano de 1953 en el hotel Voramar, en la costa alicantina. Allí se dan cita una serie de personajes variopintos: un pez gordo franquista, un coronel navegante, un anciano en silla de ruedas que recibe cartas de amor desde los lugares más recónditos de la Tierra, la cocinera del hotel, un asesino, una turista francesa llamada Brigitte Bardot empecinada en ser actriz pero, por aquel entonces, aún no era conocida. 

Y el paso por el Voramar de los escritores John Dos Passos y Dorothy Parker y el cantante de blues Paul Robeson.

Vicent narra las historias de estos personajes con una ternura exquisita utilizando una prosa dulce, sosegada, tranquila, que te contagia el espíritu con esa paz, como el Mediterráneo. Y me da la impresión de que algo o mucho, no estoy seguro, de lo narrado en la novela forma parte de vivencias juveniles del propio autor.

Novela muy recomendable. A medida que voy descubriendo a Manuel Vicent a través de sus obras, me estoy dando cuenta de que se trata de uno de los grandes contadores de historias de nuestra literatura contemporánea.


Luisu