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jueves, 10 de diciembre de 2009

Los hombres del saco



Tengo un total de diez dispositivos electrónicos (ipod, portátil, memorias USB, teléfono móvil, tabletas, etc) por los que he pagado el canon digital correspondiente a cada uno de ellos. Ya sabéis que este canon digital es lo que "trinca" el hombre del saco de la SGAE, por los derechos de autor, en compensación por las supuestas copias que se hacen de sus trabajos en el ámbito privado. Así que si compras una tarrina de cedés para colgar en el balcón de tu casa y disuadir así a las palomas o para decorar el salón de tu casa, tendrás que pagar igualmente ese canon digital.

Pero el hombre del saco de la SGAE también "trinca" en el ámbito público. Bares, pubs, discotecas, salas de fiestas, restaurantes…etc. a los que también les cobra un "impuesto". Pero éstos últimos, a su vez, ¿a quienes repercuten ese "impuesto"?. Pues a los que tomamos café, a los que vamos de copas, a los que vamos a los conciertos, a los musicales, al teatro, etc. Es decir, a los paganini de siempre, a los consumidores finales. Con lo que nos toca pagar "tropecientas" veces el mismo "impuesto" al hombre del saco de la SGAE.

No conforme con esto, el hombre del saco de la SGAE y un puñado de borregos más, van y se reúnen con el hombre del saco del Gobierno (aún más borrego y con el saco mucho mayor) para decirle que se sienten muy solos, que están muy abandonados y que nadie les hace caso en esto de la lucha contra la piratería y le exigen que se incluya en la milonga milonguera del Anteproyecto de Ley de Economía Insostenible, la posibilidad de crear un organismo, dependiente del Ministerio de Incultura (cuyos miembros y miembras estoy seguro de que serán designados a dedo por el Gobierno de turno y el hombre del saco de la SGAE, faltaría más) y que tendrá la potestad de cerrar páginas web que vulneren la propiedad intelectual sin necesidad de autorización judicial. ¡Échale guindas al pavo……!

Está claro que los hombres del saco nos quieren meter bien dobladita la censura, retrocediendo así un montón de años en la historia reciente de España y emulando a Estados como Cuba y China, que como todos sabemos, son países que gozan de unos estados de libertades y democracias envidiables.

Entiendo como lógico y normal que los autores quieran y pretendan vivir de su trabajo que es la creación de obras y tienen todo el derecho del mundo para reclamar, exigir, reivindicar y cobrar sus derechos de autor. Pero me irrita tremendamente ver en la foto de los periódicos a los más tuercebotas, a los más inútiles, a los menos artistas, pegando gritos delante del Ministerio de Industria y esgrimiendo el lema "la música es cultura". Pues claro que tienen razón. Claro que la música es cultura, pero no la mierda que hacen éstos y con la que intentan pagar sus ilegales vicios y las hipotecas de sus lujosos chalets. Y no digo esto de forma gratuita. Dos estribillos como muestra

"Yo, para ser feliz, quiero un camión.
Yo, para ser feliz, quiero un camión.
Escupir a los humanos, a mi chica meter mano….
Yo, para ser feliz, quiero un camión."


El siguiente ejemplo......., todo un tratado de zoología.

"Uy, uy, uy mi gato hace uy, uy,
Uy, uy, uy, mi gato hace ay, ay,ay, ay". 


Aprovecho esta ocasión para felicitar a los autores de estos magníficos textos, toda vez que les agradezco que hayan contribuido de esta forma tan magistral a enriquecer el acervo cultural de las generaciones presentes y futuras del país de Cervantes, de Lope de Vega, de Calderón de la Barca, de Machado, de García Lorca, de Miguel Hernández…. y de Joaquín Sabina.

Ya he comentado antes mi apoyo a los autores que revindican el derecho a vivir de su trabajo, de sus obras y a percibir lo que hayan devengado en concepto de derechos de autor. Pero es una ofensa a la inteligencia humana ver cómo muchos de estos autores se están dejando manipular de una forma tan miserable y mezquina por las sociedades que supuestamente los representan y por los que realmente se están aprovechado de sus talentos, es decir, sus editores, multinacionales discográficas, etc. Fijan sus puntos de mira y arremeten contra las mafias chinas, rusas, rumanas, españolas o de dónde quieran que sean los que con la tecnología y medios necesarios son capaces de tostar no sé cuántos miles de cedés o deuvedés a la hora. Contra los negros de la manta que, de forma ilegal, intentan buscarse la vida como pueden. Y ahora, contra los internautas que ya estamos hasta los mismísimos webos de pagar, cada vez que respiramos, el bendito canon digital y los derechos de autor. Pero esos mismos autores, a la hora de firmar sus contratos con las discográficas o con las editoriales (que es cuando realmente un autor y su obra se tienen que dar a valer), aceptan sumisos y sin rechistar la mierda de condiciones que les ofrecen esas multinacionales. Y me pregunto ¿por qué son tan gallos para luchar contra la piratería de la calle y de la Red y tan gallinas para luchar contra la piratería de los despachos?. ¿Tan poco se dan a valer?.

Es evidente que Internet va por delante de muchas cosas y marca tendencias. Y es evidente que la industria de la música, más pronto que tarde, tendrá que cambiar su modelo de negocio, adaptándose al nuevo mercado, a los nuevos hábitos de consumo y a los nuevos canales de distribución. De hecho, son muchos los grupos y artistas noveles (afortunados por no tener contrato con ninguna multinacional discográfica) que se sirven de Internet para dar a conocer sus trabajos a través, por ejemplo, de páginas del tipo www.myspace.com. El público navega por la web, escucha sus canciones y si les gusta, irán a sus conciertos y terminarán descargándose el disco (pasando por caja, claro) pero a un precio razonable, más asequible y quitándose del medio a un montón de intermediarios "piratas".

Así que, hombre del saco de la SGAE, hombre del saco del Gobierno, artistas borregos, discográficas y similares, guarden calma y estén tranquilos porque afortunadamente con este nuevo modelo nadie, ni tan siquiera ustedes, va a acabar con la música. Y los músicos y autores seguirán viviendo de sus trabajos, de sus obras, de los derechos de autor. Evidentemente, me estoy refiriendo a los buenos músicos y a los buenos artistas. Eso sí, a los tuercebotas y mediocres les va a ir entre mal y muy mal.

Sencillamente el mercado ha experimentado un cambio y para sobrevivir a ese cambio, la industria de la música tendrá que reconvertirse a pesar de que toda reconversión supone un buen número de pérdidas de empleos. Así que, a joderse toca amigos, que reconversiones las han sufrido hace años los mineros, los siderúrgicos, los del sector naval y, salvo error, no recuerdo que ninguno de los que se agitaba la semana pasada frente al Ministerio de Industria (tan rojos como son) convocara manifestaciones o conciertos en solidaridad con aquellos trabajadores reconvertidos. Los únicos que abordaron este tema, que yo recuerde, fueron José Antonio Quirós (Pídele cuentas al Rey) y Fernando León (Los lunes al sol) y ninguno de los dos estaba en esa manifa. ¿Por qué será?.

Un saludo

Luisu