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martes, 3 de noviembre de 2015

Faro de Igeldo

Nº de faro: 3
Nombre del faro: Igeldo
Nº Nacional: 00240
Nº Internacional: D-1483
Situación
Latitud: 43º 19,4' N
Longitud: 02º 00,6' W
Características luz: GpD(2+1)B
Periodo:0,4+<1>+0,4+<6>+0,4+<6>=15
Alcance:26 mn.
Altura de la torre:14m.
Altura plano focal:134 m.



En 1744 se proyectó el faro de Igeldo o la Farola, siendo una de las escasas existentes en España en su época.Cuatro años después se encendió el faro, una torre cuadrada, con remate octogonal, con una linterna que alojaba veinticuatro pábulos de reverbero, con un alcance de más de 10 leguas. Era de luz fija y se encendía desde septiembre a mayo.
Linterna del faro

Permanece apagado en la guerra de la Independencia y Wellington ordena su reparación y restauración. Durante la primera Guerra Carlista, se instalan en él los soldados de la Legión Británica que lo fortifican, dotándolo de cañones. Arruinado por los ataques, se traslada la luz al castillo de Santa Cruz o de la Mota, situado al otro extremo de la Concha, en el monte Urgull.

El faro actual se inauguró en 1855. Situado en la falda septentrional del monte Igeldo, a 134 m. de altura sobre el nivel del mar, para evitar nubes y nieblas. Estaba dotado de un aparato de 3º orden, que daba una característica de 2’ en 2’, producida por una lámpara de aceite que posteriormente utilizó parafina. En 1911 se cambia la característica a 2 y 1 destellos blancos, y en 1916 se aumenta el alcance con una nueva instalación de petróleo. En 1918 se electrifica debido a la escasez de petróleo por la Primera Guerra Mundial.

En 1929 se renueva la instalación con una nueva apariencia de destellos y alcance de 26 millas. El antiguo aparato se cedió al museo Oceanográfico con sede en el Palacio del Mar.

Está situado a 2 km. de la ciudad de Donosti, al borde de la carretera que accede al monte. Dominando el paisaje desde la cima, las ruinas de la vieja farola reconstruida se han convertido en un mirador.


Luz del faro                                       Localización

Faro de Getaria


Nº de faro: 4
Nombre del faro: Getaria
Nº Nacional: 00335
Nº Internacional: D-1489
Situación
Latitud: 43º 18,6' N
Longitud: 02º 12,1' W
Características luz: GpD(4)B
Periodo:(0,4+<2>)*3+0,4+<7>=15
Alcance:21 mn.
Altura de la torre:21 m.
Altura plano focal:93 m.

La necesidad de un faro en el puerto de Getaria se debe a la presencia de la isla de San Antón, que desde mar adentro se confunde con las montañas del fondo. El farol original, destruido durante la Guerra de la Independencia en 1813, se estableció en la torre de la ermita de San Antón, en el promontorio más saliente de la isla.

En 1847 se aprueba la reconstrucción, y el último día del año, se enciende la luz fija roja producida por un aparato óptico de 5º orden.

Durante la Segunda Guerra Carlista el monte es objeto de bombardeos desde El Gárate. El objetivo es eliminar la luz de orientación a las embarcaciones que arriban a la plaza sitiada. El torrero sigue en su puesto, ocultando los paneles de la linterna que dan cara al enemigo, colocando la lámpara y el aparato óptico durante el día a mejor resguardo. Durante la contienda el faro no dejó de alumbrar ni una sola noche. 

Mientras se repara el edificio y para no interrumpir el alumbrado, se construye junto al solar de la ermita un torreón de 1,7 m. de alto que alojaría provisionalmente el aparato. 

Después de haber utilizado una lámpara de aceite y una Maris de una mecha con parafina y petróleo, se electrificó en 1938, cambiando su apariencia definitiva de grupos de 3 ocultaciones y 12 millas de alcance en 1946.

Actualmente, la instalación está automatizada, y sus cuatro destellos blancos cada 15' son visibles a más de 21 millas. Para obtener el alcance necesario se recreció la torre 2,80 m. más, dotándola de una nueva linterna.

Una carretera de 651 m., hoy cerrada al tráfico excepto para los del servicio, conduce desde el puerto al faro, al que se accede por una escalera de 67 peldaños que salva los 18 m. de desnivel. Símbolo de la villa, el monte de San Antón con sus acantilados es zona protegida, paseo cotidiano para su habitantes y excursión obligada para los forasteros.

Luz del faro                                                Localización

miércoles, 23 de septiembre de 2015

El cazador de barcos

Autor: Justin Scott. Editorial Juventud. 2000


Peter Hardin y su esposa Carolyn disfrutan de una travesía en su queche La Sirena cuando son abordados por un superpetrolero de más de quinientos metros de eslora y con capacidad para transportar hasta un millón de toneladas de crudo. Carolyn desaparece en el abordaje mientras que Peter se salva milagrosamente de la cavitación de las hélices del buque. Pero consigue ver escrito en la popa el nombre del barco: “Leviathan” y debajo del nombre su puerto de origen:”Monrovia, Liberia”.

Comienza aquí una persecución, una historia frenética que Justin Scott nos narra de un modo espectacular, con un profundo conocimiento del mundo de la mar y de los barcos e imprime a la narrativa un ritmo trepidante, enloquecedor, propio de un auténtico thriller. La novela te cautiva, te atrapa en cada página, en cada capítulo. Es, sin lugar a dudas, una de las mejores novelas que he leído sobre náutica y el mundo de la mar. 

Scott saca a la luz, además, el problema del transporte marítimo de mercancías peligrosas y contaminantes. Parece que ya hemos olvidado los accidentes de los Urquiola, Aragón, Aegean Sea y Prestige que aún hoy contaminan nuestras costas. Sin ir más lejos este último fin de semana me fui a Gijón y, paseando por la playa de San Lorenzo, aún se pueden ver restos del vertido de carbón ocasionado por el hundimiento del bluk carrier Castillo de Salas, en 1986. De esto hace ya 29 años y los servicios de limpieza municipales extraen cada año más de 300 toneladas de arena contaminada de la playa. Luego, tenemos la jeta de decir que los ecologistas exageran en sus vaticinios al evaluar las catástrofes ecológicas. Pero lo más grave e impresentable del asunto, es que no he leído ni oído en las noticias que los responsables primeros y últimos de estos accidentes estén en la cárcel pagando su negligencia. Pero en fin, esto es otro tema que quizás algún día os comentaré en este faro.

Antes de comprar el libro, había leído que desde 1979, año de su primera edición, “ha fascinado a millones de lectores en todo el mundo, y se ha convertido en la segunda novela de tema náutico más leída después de Moby Dick”. Evidentemente, no puedo corroborar estos datos pero lo que sí puedo es dar fe de que es una novela apasionante en todos los sentidos y recomiendo que os la leáis y que juzguéis vosotros mismos.

Luisu