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martes, 24 de diciembre de 2013

El faro del fin del mundo

Autor: Julio Verne. Editorial Losada. 2010. ISBN 978-950-03-970-5


La historia se desarrolla en la inhóspita Isla de los Estados, al sur de Argentina, en la región de Tierra de Fuego. Esta isla está habitada por una banda de piratas dirigidos por el desalmado Congre que con astucia consigue atraer barcos a la costa para robarles la carga y, posteriormente, asesinar a sus tripulantes.


El Estado argentino, para evitar los numerosos naufragios que se producen en aquella zona (confluencia de los océanos Atlántico y Pacífico y próxima al temible Cabo de Hornos) envía a la isla a tres ex marinos argentinos con la misión de construir y poner en funcionamiento un faro. Una vez finalizada la construcción del faro, los fareros tiene como misión principal la de encender la luz del faro cada atardecer y mantenerla encendida hasta la mañana siguiente para salvaguardar los barcos y la vida de las tripulaciones que navegan por la zona. Cada día, durante los próximos tres meses, hasta la llegada del aviso Santa Fe -patrullero de la Armada argentina - con el relevo.

Pronto, los tres fareros descubren que no están solos en la isla. Los piratas dan muerte a dos de ellos y Vásquez, el jefe de los fareros, consigue ocultarse con suerte que no es descubierto. Vásquez tratará de sobrevivir en aquella desolada isla al tiempo que busca la manera de terminar con las fechorías de los piratas.

Una vez más y como casi siempre, ganan los buenos.

Julio Verne
He leído que Julio Verne era un marino frustrado. Esta afición por la mar y los barcos la hereda por parte materna. La familia de su madre tenía negocios vinculados a la navegación. De ahí que Verne se criara entre barcos e historias de viajes. Por eso no me ha extrañado nada que Verne domine con destreza, entre otros, el mundo de la construcción naval, la navegación y la cartografía. Dicen, que Verne nunca ha estado en la Isla de los Estados y esto sí choca con las minuciosas y detalladas descripciones de la geografía, la flora y la fauna de la isla. Quizás tenga algo que ver en todo esto la amistad del escritor con el aventurero Jacques Arago y el fotógrafo Nadar.

A pesar de mis años, me ha encantado leer El faro del fin del mundo. No sólo por la temática de la novela sino también porque he rememorado tiempos pretéritos cuando, siendo chico, leía Los hijos del Capitán Grant, Veinte mil leguas de viaje submarino, De la tierra a la luna, Miguel Strogoff, Moby Dick y muchos otros títulos que me regalaba mi padre en cada regreso de su largos viajes por esos mares del mundo. Ejemplares que, por cierto, aún conservo con cariño a la espera de que mi grumete se arranque y descubra, por fin, este fascinante mundo de la lectura. 

Un saludo

Luisu